Según Miguel A. García, colaborador técnico de Autofácil
Hay que ser muy escrupuloso con el rodaje incluso si el fabricante afirma que no es necesario hacerlo. Eso sí, con 1.000 km es suficiente para que tanto el motor como la caja de cambios y los demás componentes estén listos para aguantar muchos kilómetros.
No hacer girar el motor a más del 70/75% de su régimen máximo durante un periodo de tiempo prolongado. Esto significa, en un motor de gasolina, no llegar a las 5.000 vueltas, y en un diésel, a las 3.400 rpm. Por supuesto, en caso de necesidad, no hay problema en superar este régimen.
Si se realizan muchos kilómetros en conducción urbana conviene adelantar el cambio de aceite, ya que en estas circunstancias la degradación que sufre es mucho mayor. No está de más hacer lo propio con el filtro de aire, ya que también se ensucia más si hay mucha polución.
Respeta escrupulosamente el mantenimiento programado. No es necesario hacerlo en un servicio oficial, pero siempre hay que exigir siempre recambios y fluidos que cumplan con las especificaciones marcadas por el fabricante. Y las intervenciones deben de estar realizadas por profesionales -cuidado con los talleres low cost.
Cuando el coche alcance un kilometraje considerable -a partir de 100.000 kilómetros- es beneficioso añadir regularmente aditivos para la limpieza de los inyectores -se añaden al depósito de combustible- o el circuito de lubricación -se añaden por el tapón de llenado del cárter-. Hay numerosas marcas -Wynn´s, Metal Lube, Liqui Moly- y los precios van desde los 5€ hasta los 60€.
La conducción ´ecológica´ llevada al extremo -llevar el motor muy bajo de revoluciones- tampoco es bueno para el motor a largo plazo. Lo ideal es que el régimen esté dentro del rango de par máximo; por lo general, entre 1.500 y 3.000 rpm en los diésel, y entre 1.750 y 3.500 rpm en los gasolina con turbo. Por este motivo, no hay que hacer demasiado caso al recomendador de cambio de marcha, que siempre busca la máxima eficiencia.
En el caso de los motores de gasóleo no se debe utilizar biodiésel -un combustible procedente de aceites vegetales o grasas animales-, ya que puede producir daños en el sistema de alimentación, especialmente en los propulsores dotados de inyección por conducto común. De hecho, muchos fabricantes de coches prohíben su uso y hacerlo puede conllevar perder la garantía.
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